Historia


El territorio boliviano está habitado desde hace más de 12.000 años. En el lugar se formaron múltiples culturas, mayormente en los Andes, destacando especialmente la cultura Tiwanaku y los reinos aimaras posteriores a la expansión Wari. Estos reinos a su vez fueron anexados al Imperio Inca en el siglo XIII.
La Cultura Tiwanaku, se desarrolló en torno al centro ceremonial homónimo próximo al lago Titicaca. Su fundación probablemente se llevó a cabo antes del año 300. Posteriormente la cultura inca estableció un vasto imperio en el siglo XV, poco antes de la llegada de los españoles. Durante ese siglo Bolivia estaba ocupada por varios grupos de lengua aymara (collas, pacajes, lupacas, omasuyos), entre los que destacaban los collas, quienes dominaron un vasto territorio y lucharon con los quechuas de Cusco (Cuzco), por el control de la región. Los collas fueron derrotados por el inca Pachacuti, quien se apoderó de casi todo el altiplano boliviano. Bolivia constituyó durante casi un siglo una de las cuatro grandes divisiones del Tahuantinsuyo (Imperio inca) bajo el nombre de Collasuyo. Estas antiguas civilizaciones han dejado grandes monumentos arquitectónicos y en la actualidad las lenguas aymara y quechua están muy difundidas en el país.

El primer europeo en llegar al actual territorio de Bolivia fue Diego de Almagro en 1535, después de partir del Cuzco con el fin de conquistar Chile. Muerto Almagro, Francisco Pizarro envió a su hermano Gonzalo a colonizar la provincia del Collao (Collasuyo). Pedro de Anzúrez fundó Chuquisaca (actual Sucre) en 1538, Potosí surgió en 1546, La Paz en 1548 y Cochabamba en 1574.
Simón Bolívar, libertador de America y primer Presidente de Bolivia
Antonio José de Sucre Gran Mariscal de Ayacucho 2º presidente de Bolivia

La fundación española se caracterizó por presentar una base minero-agrícola. La ciudad de Potosí, la más poblada de América en 1574 (120.000 habitantes), se convirtió en un gran centro minero por la explotación de las minas de plata del Cerro Rico de Potosí y en 1611 era la mayor productora de plata del mundo. El rey Carlos I había otorgado a esta ciudad el título de villa imperial después de su fundación.

Durante algo más de 200 años el territorio de la actual Bolivia constituyó la Real Audiencia de Charcas, uno de los centros más prósperos y densamente poblados de los virreinatos españoles. Potosí empezó su decadencia en las últimas décadas del siglo XVIII al quedar la minería de la plata en un estado de estancamiento, como consecuencia del agotamiento de las vetas más ricas, de las anticuadas técnicas de extracción y de la desviación del comercio hacia otros países. En 1776, la Real Audiencia de Charcas, que hasta entonces formaba parte del virreinato del Perú, fue incorporada al virreinato del Río de la Plata.

Las sublevaciones de Chuquisaca y La Paz fueron el punto de arranque de las guerras de independencia. El país se declaró independiente el 6 de agosto de 1825 con el nombre de República de Bolivar que fue cambiado por República de Bolivia. En 1826 el libertador Simón Bolívar otorgó al país la primera Constitución, que fue aprobada por el Congreso de Chuquisaca. Antonio José de Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho, fue elegido Presidente de la República de Bolivia.
El General Sucre es el Padre de Ayacucho: es el redentor de los hijos del Sol; es el que ha roto las cadenas con que envolvió Pizarro el imperio de los Incas. La posteridad representará a Sucre con un pie en el Pichincha y el otro en el Potosí, llevando en sus manos la cuna de Manco-Capac y contemplando las cadenas del Perú rotas por su espada.[7]

Desde los inicios de su existencia como nación independiente, Bolivia se sumergió en un estado casi crónico de revoluciones y guerras civiles, y durante los siguientes 50 años los intervalos de estabilidad política fueron breves e infrecuentes. En 1837 Bolivia se unió al Estado Nor-Peruano y al Estado Sud-Peruano para formar un nuevo Estado, la Confederación Perú-boliviana, que desapareció dos años después, en 1839, por la oposición y declaración de guerra de la Confederación Argentina, Chile y un ejército de restauradores peruanos. En 1839 la batalla de Yungay define la disolución de la Confederación Perú-Boliviana.

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